El cambio climático está afectando a todo el planeta, y sus efectos son muy visibles en los glaciares.

Debido al calentamiento global, hasta las regiones más frías han comenzado a elevar sus temperaturas generando el derretimiento de los glaciares y las grandes masas de hielo continentales.

Cuando se da este proceso, quedan expuestas superficies de tierra y agua que retienen el calor, aumentando entonces el calentamiento y produciendo un círculo que se retroalimenta y acelera su derretimiento.
En los próximos años algunos glaciares reducirán su tamaño y otros desaparecerán completamente.

La minería es otra amenaza para los glaciares. En su proceso de explotación utiliza y contamina el agua en áreas donde generalmente es escasa.
Su derretimiento también produce una degradación del suelo que le hace perder productividad, y genera cambios en la distribución y la biodiversidad de las especies que habitan esas zonas.

Los glaciares también actúan como reservorios de agua dulce, almacenando el 75% de las reservas del planeta. Son depósitos naturales, que acopian agua durante el invierno y la liberan lentamente durante el año a las cuencas, ríos y lagos, funcionando como un administrador natural del agua en los continentes.

De continuar mermando, el acceso al agua potable estaría seriamente amenazado, poniendo en peligro la disponibilidad el agua para consumo humano y la producción de alimentos, entre otras actividades vitales.